Un chiste viejo y mal contado.

Por: Nicolas Perez Zarama.[1]

 

Te amo porque eres aquello que deseo ver de una manera diferente, pero si te veo de esa manera ya no serás lo que amo, sino algo simple y común. Así podría describir mi relación con Colombia, una relación difícil, traumática y agobiante; pero no hay necesidad de describirla -si es colombiano y tiene dos dedos de frente sabe de lo que estoy hablando-.

Esta semana la podemos catalogar como una semana clave para la historia colombiana. El aspecto más básico y fundamental sería la elección del nuevo Congreso (que de nuevo no tiene mucho). La Cumbre Agraria celebrada en Bogotá, que seguramente dará inicio a un nuevo Paro. Las denuncias de fraude electoral por parte de diferentes partidos, sectores de opinión, sociales y el magnánimo expresidente Álvaro Uribe (que ahora se viene a enterar que en Colombia sucede este fenómeno).

Se podría decir que tenemos elecciones cada 4 años, donde el sentido histórico y democrático de las mismas está llamado a recoger, al ser la fantasía de aquellos que todavía creen en este gran circo. Con senadores que están en el cargo desde 1974, siendo congresistas desde 1968; es entendible y esperable la falta de fe en el poder legislativo y la política colombiana en general. Donde el país ha estado inmiscuido en un narco-conflicto desde antes que Misael Pastrana fuera presidente o Amparo Grisales apareciera en televisión (no, ella no la inventó).

Pero si he de ser sincero y de denotar mi carácter soñador, idealista, juvenil; creo que este Congreso si es algo histórico. Primero, vemos a un expresidente crear su propio partido para aspirar al Congreso, y que todo se siga haciendo según su santa y perversa voluntad. Segundo, volvemos a ver un congreso dividido en dos grandes bandos -con una tercera fuerza muy interesante y prometedora- como en los viejos tiempos antes de Uribe. Tercero, el anuncio de un inminente Paro Agrario a la semana de las elecciones, dando el claro mensaje por parte de los movimientos sociales que se piensa ejercer un control directo a sus congresistas, y sí hay reformas no se podrá ignorar a las bases de la sociedad. Cuarto, que si sumamos los votos en blanco, votos no marcados, Alianza Verde y Polo podemos ver que el voto de opinión gana por mayoría simple (malditos egos y pereza electoral).

Desde el teórico que se está manejando en este momento, este Congreso seria el llamado a ser el Congreso de la paz. Lo cual se puede llegar a convertir en un sueño idealista y en un caso extremo, falaz. Si vemos que el famoso y ultra derechista Tea Party estadounidense se lo puede considerar lo más liberal o crítico que existe al lado de un escalofriante porcentaje de nuestros nuevos y repitentes parlamentarios. Pero, suponiendo que sea posible llegar a firmar un acuerdo de paz con la principal guerrilla del país, el Congreso por el cual la mayoría de colombianos se abstuvo de votar el 9 de Marzo, es el que debe desarrollar la paz.

Frente al Paro podemos ver se repite algo clásico en este gobierno, el incumplimiento a los acuerdos logrados en un primer momento lo cual hace que sea natural y hasta necesario el volver a parar. Donde será muy interesante el evaluar el comportamiento de la sociedad colombiana y su nueva indignación frente a los hechos sucedidos en Venezuela, para ver si traslada también su apoyo a los colombianos indignados o se seguirá viendo la paja en el ojo ajeno.

Esto aplica a la gran mayoría de paros, menos el estudiantil; que poco a poco debido a la clásica demagogia y/o intereses electorales de algunas organizaciones o movimientos dentro del mismo, se va consumiendo lentamente el movimiento bandera del 2011 y que espero logre resurgir de su letargo.

¿Colombia repetirá el chiste de un gobierno supremamente violento y agresivo frente al pensamiento contrario o crítico, posterior al fracaso de un proceso de paz con las FARC? ¿O se creará a partir de las cenizas y por fin dejaremos de ser la eterna promesa de una gran Nación? En gran medida los cambios necesarios para un país post-conflicto, considero llegaran de la mano de las manifestaciones sociales, ahí, tendrá vital importancia el actuar de la población frente a la movilización y la presión que se ejerza en y al Congreso.

El Paro Agrario será la primera gran prueba antes de la posesión de nuestro nuevo poder legislativo, se podrá evaluar las fuerzas que se disputan el poder en el país y su reacción en plena campaña presidencial. Lo único seguro es que quien quedara peor librado del paro será el presidente Santos y su probable reelección ¿pero quién logrará o sacará ventaja del mismo? ¿Uribe y su discurso sobre seguridad? ¿Aída y Clara gracias a su claridad de discurso y vínculo constante con la población agraria? ¿Peñalosa y su capacidad increíble de estar en todo y en nada? Hoy todo está dado para que exista un cambio en la estructura del Estado, pero ¿estamos frente a un chiste viejo y mal contado o frente a un cambio real?.


[1] Pastuso y estudiante de Derecho. (En Bogotá)

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