Por: @NatyVillamizar [1]
Hoy 9 de diciembre de 2013 no sólo mataron políticamente a Gustavo Petro alcalde de Bogotá, elegido por los habitantes de la capital. Con él mataron la esperanza, otra ciudad posible, mataron los votos de las personas que lo elegimos y a la democracia. Colombia con su élite, con la política y con el narco poder han hecho de esta nación de sangre y hoy más que nunca me duele mi patria.
Pensar que la paz la están firmando en La Habana entre unos “buenos” y unos “malos” y que Álvaro Uribe Vélez ha sido el mejor presidente es lo más ridículo que podemos aceptar cuando hoy en Bogotá Alejando Ordoñez y su ideología política asesinaron políticamente a Petro. Es ridículo porque siguen asesinando no físicamente como lo hicieron con la UP, Jaime Garzón, Luis Carlos Galán, Jorge Eliecer Gaitán, y otros que me perdonaran no nombrar porque la lista se me hace interminable en la historia que abraza nuestro país de violencia. Lo que hicieron hoy en Bogotá también es un acto de guerra.
En ese sentido, lo único que queda claro es que la paz se construye cada día y que Colombia no tiene garantías de democracia en un país “social de derecho”. Saber que Colombia tiene una dictadura solapada y que nunca hemos salido de la patria boba es una redundancia. Debemos dudar de la democracia de un país cuando se dan hechos como la destitución e inhabilitación del alcalde de Bogotá, en donde el poder está concentrado en una ideología, en unas cuantas personas, en el procurador Alejandro Ordoñez y en una clase política que él representa eso quedo claro está tarde.
Como Batman, Bart Simpson no fueron suficientes para lograr el objetivo macabro de esta clase política en cabeza de Alejandro Ordoñez, que fueron las firmas que recogieron unas personas que alguien pago. Debía tomarse otra estrategia pero el objetivo se cumplía sí o sí como en la mente de cualquier delincuente. El objetivo tenía que cumplirse, Gustavo Petro no podía seguir poniendo en riesgo a la clase política de la muerte y debía sacarse de su cargo como fuera, así el se vale todo fue la bandera, el procurador decidió y asesino el voto de los ciudadanos y destituyo e inhabilito por 15 años a Gustavo Petro, lo mató.
En su discurso que rayo de grotesco dijo que “el criminal” que teníamos de alcalde puso en riego la libre empresa, refiriéndose al tema de las basuras, no es acaso un argumento muy neoliberal. Acaso poner en riesgo la libre empresa es recuperar para la ciudadanía una empresa que se apropiaron los privados y tenían de la basura una mafia.
En qué cabeza cabe que un “criminal” es aquel que hizo lo que Gustavo Petro promovió, creo que eso cabe en la cabeza de la clase política criminal que nos ha gobernado durante años en Colombia. Petro nos enseño que nuestra ciudad es de todos y para todos y que puede ser más humana. Una Bogotá humana que promovía:
- Eliminar las discriminaciones por color de piel y/o culturales
- El desarme ciudadano
- La educación cultural y deportiva a través del programa 40×40 para los más pequeños y los jóvenes
- La educación como prioridad en aras de una ciudad desarrollada sin olvidar la parte humana
- Priorizo la vida y la paz
Realmente cosas espantosas para la clase política de la muerte que hace de su riqueza la miseria de un pueblo entero. Hoy se selló una conspiración contra nuestro alcalde Gustavo Petro que se corrobora con las declaraciones para el noticiero de canal capital de Otty Patiño: «Pacho Santos me dijo que lo más probable era que él iba a asumir la alcaldía de Bogotá» en una reunión que se realizó con el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el procurador Alejandro Ordoñez con Londoño en donde se acordó eso. Acaso eso no evidencia lo poco que les importamos a esos indeseables colombianos que “nos representaron” que nos manejan y manejan el país a su conveniencia.
A mi modo de ver lo único bueno, si algo de bueno tiene esto, es que es hora de que los que vivimos en Bogotá, de los que la amamos y las respetamos como casa social, de decir no más, nunca jamás que el llamado a perpetuar la guerra no lo vamos a asumir, que el dolor y la impotencia que de hoy soy víctima y somos víctimas los ciudadanos, no es más fuerte que el levantamiento de voz con alegría, tranquilidad y paz que vamos a realizar.
Y en este punto retomo y me sumo a las palabras de Dr. Gustavo Petro en la plaza de Bolívar de cara a Bogotá: Aquí comienza un movimiento popular, aquí inicia el movimiento de los indignados de Colombia. Hoy estamos llamamos a la revolución pacífica de los cerebros y de los corazones. Así las cosas todo está listo para la unión, para pedir la solidaridad de Colombia y de Latinoamérica.
Y en este movimiento estamos las personas que entendimos que el más importante el cerebro que el cemento, que vale más un libro que un tanque y que es más vital un árbol que un bolardo, como lo dijo esta noche Gustavo Petro en la plaza de Bolívar.
Si algo nos queda de humanidad de esa Bogotá humana que está herida pero no muerta esa Bogotá nueva que Gustavo Petro nos enseñó, es el momento de la solidaridad y de decir no más clase política corrupta, es ahora o es nunca.
Nataly Marcela Villamizar Montenegro
[1] Estudiante de Licenciatura en Pedagogía infantil en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.